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27/12/2022

Homilía del Padre Ignacio en la Natividad del Señor

Sigamos recordando sus palabras en esta octava de Navidad

Al ver tanta gente, tantas familias que han venido a la Misa de Navidad, nos damos cuenta de que es una fiesta que sigue fascinando, y podemos intuir de alguna manera, que el NACIMIENTO DE JESÚS, está relacionado con las esperanzas y las ilusiones más profundas del ser humano.

Jesucristo, cada Navidad nace de nuevo. Qué importante, nacer de nuevo.

Hace unos días, conversando con un amigo sacerdote, me contó que había ido a rezar con los presos a la cárcel. Hicieron una reflexión evangélica. La lectura del Evangelio que le tocó era la de Jesús y Nicodemo. Este Evangelio nos habla sobre nacer de nuevo del agua y del Espíritu, tiene una pregunta; ¿Cómo es posible nacer de nuevo cuando uno es viejo?

Luego de la lectura, se juntaron por grupos, y en su grupo, un preso con lágrimas en los ojos dijo: "yo le agradezco al Señor que me trajo a la cárcel, porque aquí he conocido a Jesús y he vuelto a nacer".

Este preso, a pesar de haber cometido errores, delitos, recibió la gracia de volver a nacer.  

Nos dice la primera lectura de Isaías, el pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.

No olvidemos que la liturgia sitúa el nacimiento de Jesús en el momento de mayor oscuridad y tinieblas.

Hemos visto que, durante el himno de las calendas, en las palabras: JESUCRISTO, HIJO DEL PADRE, DEL DIOS ETERNO: Hemos destapado al niño Jesús.

Destapar sacar a la luz… es pasar de la oscuridad a la luz.

La luz nos hace vivir, nos indica el camino. Pero además, en cuanto da calor, la luz significa también amor. Donde hay amor surge una luz en el mundo: donde hay odio, violencia, el mundo queda en la oscuridad. Ciertamente en el establo de Belén aparece la gran luz que el mundo espera. En aquel niño acostado en un pesebre, Dios muestra su Gloria. La Gloria del amor que se da a sí mismo como don y se priva de toda grandeza para conducirnos por el camino del amor.

Dejemos que este resplandor interior llegue a nosotros, que encienda en nuestro corazón la llama de la bondad de Dios. Llevemos todos, con nuestro amor, la luz a nuestra familia, amigos, trabajo, universidad, colegio.

Pasando al evangelio

Vemos que la vida a José y María no les toco nada fácil.

La vida prácticamente para nadie es fácil, vemos a María y José salir de Nazaret, de su ciudad, a Belén. Las incomodidades del viaje en burro (sin aire acondicionado, sin waze, wifi), buscando un lugar digno para que naciera Jesús. Tocaron muchas puertas y nada… no había, lugar para ellos, ¡Increíble! No hay lugar para que nazca el mismo Dios, el Salvador del mundo.  

Pero a pesar de los obstáculos no se desanimaron, siguieron confiando en Dios, en su providencia amorosa, aunque no se entienda todo claramente.

¿Qué hay detrás de esta actitud de María y José?

Un sano olvido de sí mismo para que triunfe el amor. Reconociendo que todo es don de Dios.

Pero cabe preguntarnos...

¿Qué ha traído Jesús realmente? Si no ha traído la Paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor... ¿Qué ha traído?

Si no ha eliminado los problemas de este mundo, las enfermedades, los desencuentros en el amor, la violencia.

La respuesta es; Jesús nos ha traído a Dios. Y eso es lo que cambia todo, teniéndole a Él, es lo que cambia todo. Enfrentar la vida, los problemas cerca de su presencia... porque Él puede hacer nuevas todas las cosas.

Para nacer de nuevo, es dejarse envolver por su amor.

En esta noche, dejémonos sorprender e iluminar de nuevo por este acto de Dios, totalmente inesperado: Dios se hace Niño. Dejémonos iluminar por la estrella que ha inundado de alegría el universo. Que el Niño Jesús, al llegar hasta nosotros, no nos encuentre desprevenidos, empeñados solo en embellecer la realidad exterior.

No temamos, no tengamos miedo, como nos dice el ángel, no teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: "Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador que es el Mesías, el Señor".

Acoger a Jesús en nuestros corazones

"El Niño Jesús viene a la puerta de nuestro corazón esta Navidad para llamar, ofreciéndose a sí mismo y el amor de Dios como regalo suyo".

Concluyo con una historia, para ilustrar cómo la Virgen Madre busca ofrecer a Jesús al mundo y cómo necesitamos convertirnos en niños para recibirlo.

"Cuenta una leyenda que entre los pastores que fueron a ver al Niño en Nochebuena, había un pastorcillo tan pobre que no tenía nada que ofrecer a la Madre, y se hizo a un lado avergonzado, mientras todos los demás competían para darle a María su regalo. La Madre no podía sostener todos los presentes, dado que debía sostener al Niño Jesús en sus brazos. Al ver al pastorcillo junto a ella con las manos vacías, entonces tomó al Niño y lo puso en sus brazos. No tener nada fue su suerte. ¡Hagamos que esta suerte también sea la nuestra!”

Pidámosle a María que este año, ponga a Jesús en nuestros brazos. Y que no cambie nada, ni mi marido, ni mis circunstancias. Dios no hace magia de cambiar tu realidad, hace el milagro de transformar tu corazón.

Padre Ignacio Cortés LC.