San Jerónimo de Estridón, como también se le conoce, fue el gran traductor de la Biblia de la antigüedad, cuyo trabajo marcó un precedente para toda la tradición exegética de la Iglesia.
Su fiesta tiene lugar cada 30 de septiembre, y es precisamente este el motivo por el que este mes sea dedicado a la Biblia. Pues fue él quien, por encargo del Papa Dámaso I, tradujo las Sagradas Escrituras al latín, principal idioma de su tiempo y lengua oficial de la Iglesia Católica hasta nuestros días.
En septiembre se nos invita a todos los fieles a crecer en el conocimiento y amor a la Santa Biblia. Siguiendo el ejemplo de San Jerónimo que decía: “Ignorar la Escritura es ignorar a Cristo”. He ahí la importancia de nutrirnos de la Palabra de Dios, ya sea escuchando las lecturas de la misa o leyendo en la tranquilidad de nuestro cuarto.